martes, 7 de octubre de 2008

0. Presentación.

Aprender y enseñar a expresarse por escrito en castellano es una tarea tan ardua como interesante... y el propósito actual de este blog. Un blog que debe mucho a los profesores y alumnos que, primero en las aulas, luego en papel y, desde el curso pasado, en la red, han ido dando forma material a un montón de ideas; a las que espero que se sumen este año académico la de los intrépidos redactores de "El Maguillo", la revista del IES de Villaviciosa (Asturias, España): va por vosotros, chicos.

1. Contamos. ("Érase una vez...")

LA NARRACIÓN

La narración es el relato de una serie de acontecimientos o hechos sucedidos a lo largo de un tiempo de mayor o menor extensión. Por ejemplo, el “comentario” que se hace a un amigo cuando se ha sido víctima de un robo. El propio ejemplo nos sugiere que es la narración uno de los tipos de texto más comunes en los intercambios comunicativos. Por otra parte, conviene tener presente que los acontecimientos narrados atañen a unos personajes y que tienen lugar en tiempos y espacios concretos. Al desarrollo de los personajes y de los acontecimientos que protagonizan en un lugar y tiempo es a lo que se denomina historia. Resulta igualmente interesante recordar las alteraciones en el orden lineal ya estudiadas en otros cursos (relato en flash-back, relato in medias res) y la diferencia entre el punto de vista externo e interno también conocidas. Por último, es importante resaltar que, aunque se puede contar una historia en presente, el modo habitual es el del pasado (pretérito perfecto simple o pretérito imperfecto) y que, para ello, se acude con frecuencia a verbos que expresan acciones.

1.1. Nos lo cuentan.

“Un campesino chino se fue a la ciudad para vender su arroz. Su mujer le dijo:

—Por favor, tráeme un peine.

En la ciudad, vendió su arroz y bebió con unos compañeros. En el momento de regresar se acordó de su mujer. Ella le había pedido algo, pero no podía recordarlo. Compró un espejo en una tienda para mujeres y regresó al pueblo.

Entregó el espejo a su mujer y salió de la habitación para volver a los campos. Su mujer se miró en el espejo y se echó a llorar. Su madre, que la vio llorando, le preguntó la razón de aquellas lágrimas.

La mujer le dio el espejo diciéndole:

Mi marido ha traído a otra mujer.

La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:

No tienes de qué preocuparte, es muy vieja.”

Jean-Claude Carrière Historias mínimas, Austral

1.2. Lo contamos.

LAS DEUDAS DE UN AMOR

Hace unos días, Julia comprendió que no se lo podía permitir, pero cuando vio a ese chico que tantas noches le había quitado el sueño, se le ocurrió una idea: le preguntó si le podía dejar algo de dinero, muerta de vergüenza, pero era la única opción para ayudar a su hermano. El caso es que él le lo dejó, con la condición de que se lo devolviese en cuanto lo recuperase. Con ese dinero, resolver su problema fue muy fácil, lo que no lo sería tanto sería devolvérselo... Decidió dejar las cosas como estaban, por el momento.
Sabía que tenía que actuar lo más pronto posible y reunir el dinero que le debía a aquel chico, fuese como fuese tenía que encontrar una buena manera de resolver aquel problema. Pensaba y pensaba y las ideas no le venían a la cabeza. No sabía cómo conseguir ese dinero. Aunque sabía que cuanto antes se lo diera más confianza iba a tener con ella. Decidió contarle a su hermano lo que le estaba pasando y él le dijo que no hiciera nada por el momento, que iba a intentar hacerlo él. Julia,no contenta con la decisión de su hermano,ideó al fin un plan para engatusar a su novio y que él no se enterase de sus problemas, y lo puso en práctica. Pero su novio se dio cuenta de sus intenciones, de modo que aquello no habia servido de nada.
Tenía que intentarlo de nuevo, Julia volvió a pedirle a su novio que se casase con ella pero el novio se lo volvió a rechazar por motivos económicos y le dijo que cuando resolviese su problema se casaría con ella. Ese segundo intento también fue fallido.

Por fin, las cosas eran como tenían que ser, Julia había solucionado todos sus problemas de dinero y ahora ya tenía un trabajo con el cual ya podía ahorrar algo, pero en su mente todavía estaba aquel hombre. Aquel hombre que la había llevado a la ruina, aquel hombre que le había robado el corazón y, al irse también sus dineros.

Pero el hermano mayor de Julia la ayudó en todo momento, y junto con su nuevo amigo, aquel joven del cual todavía no sabía su nombre. Tenía la mente ocupada en otras cosas, Julia se sentía bien.

Relato realizado, al fin, gracias a la colaboración de Rebeca, Virginia, Sara, Nerea, Ellen, Daniel, Jonás y Pedro

y "al corta y pega".


2. Describimos (¿Qué será?)

LA DESCRIPCIÓN

La descripción, a diferencia de los textos narrativos, prescinde del tiempo y presenta con cierto detalle personas, objetos, animales, lugares o sentimientos. Así, por ejemplo, se podría entender por descripción el registro elaborado por un mecánico o un agente de seguros de los desperfectos sufridos por un automóvil tras un accidente. Desde el momento en que buena parte de las descripciones pueden ser entendidas como una "fotografía verbal", parece lógico que abunden los adjetivos y los sustantivos y que sea relevante el uso de estructuras copulativas (en torno a los verbos ser, estar y parecer).

2.1. Características de los textos descriptivos.

Los textos descriptivos sirven para detallar un objeto, un espacio, una persona o un animal. Describir consiste, pues, en representar algo con palabras, mostrando sus distintas partes, modalidades o circunstancias. Por lo tanto, describir es como pintar con palabras.
Existen dos tipos fundamentales de descripción. Por una parte, la objetiva en la que se describe el objeto en cuestión sin incluir opiniones o valoraciones propias del autor, sólo con la información incuestionable o universalmente aceptada; y por otra, la subjetiva, en la que el autor añade a la descripción las valoraciones o impresiones que el objeto le provoca.

Pasos para su composición.
Sea cual sea el tipo de descripción que deba redactarse, su composición deberespetar las fases que se indican a continuación:

1.- Observación atenta del objeto de la descripción. Normalmente, no es posible realizar una buena descripción sin una observación minuciosa de aquello que se va a describir. Si por la causa que fuera la descripción tuviera que hacerse de memoria, es muy importante realizar un esfuerzo para recordar con la mayor exactitud posible los detalles del objeto del texto.

2.- Selección de las características o particularidades más llamativas del objeto de la descripción, aquéllas que realmente lo identifican y lo diferencian de otros objetos de su misma clase.

3.- Ordenación de los materiales seleccionados. Para ello, debe fijarse un criterio, que puede ser lógico (de lo general a lo particular, de lo más importante a lo menos…) o espacial (de derecha a izquierda, de arriba abajo…).

4.- Redacción del texto, para la que deben tenerse presente dos aspectos: primero, que siempre que sea posible, es muy recomendable hacer un borrador previo que, tras la pertinente revisión, dé lugar a una versión definitiva; y segundo, que si la descripción incluye elementos objetivos y subjetivos, deberá presentar dos partes diferenciadas donde se recojan unos y otros elementos, sin que se mezclen o confundan.

2.2. Adivinamos qué describe el narrador.

“El movimiento de las mandíbulas en el esfuerzo por gritar me mostró que estaban atadas, como se hace habitualmente con los muertos. Sentí también que yacía sobre una sustancia áspera y que algo similar, a los costados, me estrechaba. Hasta ese momento no me había atrevido a mover ninguno de los miembros, pero entonces levanté violentamente los brazos que estaban estirados, con las muñecas cruzadas. Golpearon una sustancia sólida, leñosa, que se extendía sobre mi cuerpo a no más de quince centímetros de mi cara. Y ya no pude dudar de que reposaba al fin dentro de…".

Casi todos llegamos a la conclusión de que el protagonista de "El entierro prematuro" describía un ataúd... y es cierto, pero sólo en parte pues ese personaje equivocaba en lugar en el que se encontraba. Si queréis resolver el misterio, leed ese relato de Edgar Allan Poe.

3. Nos mostramos. (¡No me lo puedo creer!)

EL DIARIO PERSONAL

El diario personal es un cuaderno en el que alguien recoge día a día (de ahí el nombre), en primera persona, acontecimientos y pensamientos de su vida real. Los sentimientos, las ideas y los sucesos concretos que se van recogiendo se agrupan en pequeños textos denominados entradas, que se encabezan con la fecha. La única finalidad de este tipo de escrito es servir de desahogo personal a su autor, que es a la vez protagonista de lo relatado y destinatario del relato. Como consecuencia de todo ello, dado que el autor escribe para sí mismo (o dicho de otro modo, puesto que no pretende informar) no ofrece en su escrito todos los detalles de lo sucedido, a pesar de lo cual el texto no pierde su coherencia.

En literatura este modelo narrativo ha dado lugar al diario de ficción, que sólo en esencia se asemeja al diario real.

3.1. El diario real frente al dario de ficción

Diario real

Diario de ficción

1. Constitución del texto

Entradas (la porción de texto escrita cada día), encabezadas por la fecha.

Entradas encabezadas por la fecha (y a veces por otro elemento).

2. Materia del relato

Las experiencias auténticas del autor del texto.

Las experiencias inventadas que un personaje ficticio escribe en 1ª persona.

3. Coherencia

No supone dificultades porque se cuenta historia auténtica que posee una coherencia natural.

Es precise vigilar la coherencia de la historia para no caer en contradicciones entre 10 datos que se inventan.

4. Protagonista

El autor real del texto.

Un personaje creado por el autor.

5. Motivación

Interna: surge de una necesidad personal del autor.

Externa: no se relaciona con necesidades personales de su autor.

6. Tono

Íntimo, confesional, cargado de subjetividad, como es lógico dada su materia y motivación.

Íntimo, confesional, cargado de subjetividad... por imitación de los diarios personales.

7. Destinatario

Interno: el propio autor es el destinatario. Se presupone que no va ser leído por nadie más.

Externo: se escribe pensando en futuros lectores, igual que una novela convencional.

8. Tratamiento de la información

No es necesario hacer explícita toda la información porque el autor es el único destinatario.

Hay que explicitar toda la información necesaria para comprender el relato, pero debe hacerse indirectamente, para que no se pierda su apariencia de diario.

3.2. Un curioso diario de ficción.

Martes 11 de Septiembre de 2001.

“La ciudad en ruinas”

De repente me desperté sobresaltada, miré el reloj que tenía encima de la mesita, eran las cuatro de la mañana. Me costaba tanto dormir tan lejos de casa…

Me vestí y puse la tele, estuve un buen rato viendo reposiciones de “Friends”. Mientras desayunaba estuve reflexionando sobre la novela, pero no conseguí llegar a ninguna conclusión. Después llamé a mis padres y les comenté que todo iba muy bien, que no se preocupasen por mí y que volvería pronto.

A las ocho salí del hotel en dirección al centro de Manhattan, aquel día, y creo que por primera vez, fui caminando. Durante el trayecto me paré a mirar en algunas tiendas, pero algo en mi interior me decía que no parase, tenía prisa por llegar al World Trade Center.

A las ocho y media llegué a la Quinta Avenida, ya podía divisar las Torres Gemelas, tan grandes, tan… emblemáticas. Justo a mi derecha había un bar, de repente me apeteció una botella de agua. Cuando salí oí el ruido de un avión, levanté los ojos a pesar del sol, efectivamente, un avión volaba sobre Manhattan, pero volaba muy bajo, a mi alrededor la gente miraba y señalaba también hacia el cielo. Todo ocurrió tan rápido, en tan solo una fracción de segundo la vida de todos los que estábamos allí cambió repentinamente, el avión se había estrellado contra una de las torres.

El avión se rompió en mil pedazos, éstos cayeron precipitadamente sobre las calles cercanas sembrando el caos. Yo me encontraba en estado de shock…

Aurora Díaz Álvarez , autora de ese texto, fue alumna de 3º ESO A hace tres años y participó en la creación de un diario de viaje a Nueva York, con todos los alumnos del mismo nivel. El fragmento citado pertenece a la entrada 7 de dicho diario, publicada en El Maguillo 11.

(Ingrid Álvarez González, es una joven española, estudiante de Filología Inglesa, que viaja a Nueva York con la idea de escribir una novela, para llevar a cabo tal sueño elabora un diario de viaje. Este es un extracto del mismo, concretamente la entrada que —dadas las circunstancias— nos ha parecido más interesante.)

sábado, 4 de octubre de 2008

4. Hablamos ("Bla, bla, bla...")


EL DIÁLOGO

El diálogo es el discurso compartido por dos o más hablantes. El diálogo más frecuente es el oral, cuyo ejemplo más habitual es la conversación. La que mantendrían, por ejemplo, dos amigos que se hacen confidencias. No obstante, el que aquí nos interesa es el diálogo escrito del que son buenos ejemplos la entrevista periodística y el diálogo dramático (es decir, las intervenciones de los personajes teatrales). Como muestra, en la misma línea, serviría el recogido por el taquígrafo en el posible juicio de faltas. El diálogo puede insertarse de varias maneras –estilo directo, estilo indirecto, estilo indirecto libre…- y en cada caso existen unas marcas lingüísticas que lo caracterizan: las comillas, las rayas, el uso del vocativo, los conectores interrogativos, los dos puntos, los verbos de dicción...

4.1. El texto dialógico.

1. Definición.

Entendemos por diálogo el discurso compartido de dos o más hablantes.

Existen dos tipos: el diálogo oral (lenguaje vivo) y el diálogo escrito (lenguaje referido). El primero, el propio de la comunicación directa entre un yo y un , lo hemos estudiado ya al hablar, por ejemplo, de la conversación. Por su parte, el diálogo escrito trata de reproducir con limitaciones un diálogo oral, pues pierde la presencia física de los interlocutores, las inflexiones de su voz, la entonación, los gestos, las miradas, los diversos movimientos.


2. Usos.

El diálogo protagoniza o se integra en diferentes discursos, como el relato informativo periodístico, la entrevista, la encuesta, el diálogo filosófico, el ensayo, la historia, la biografía y, sobre todo, el discurso narrativo.

En el lenguaje periodístico recoge la voz de los “personajes” de la historia. En la encuesta y la entrevista, como ya sabemos, igual que en la tertulia, el diálogo se enriquece con juegos de preguntas y respuestas predeterminados, según la pericia y experiencia previa del entrevistador y del entrevistado. En el lenguaje literario el diálogo constituye un elemento imprescindible para la caracterización de los personajes, pues son ellos los que descubren, al hablar, distintas facetas de su personalidad, así como su actitud ante los hechos y la intención que los mueve. Por lo general, el autor pone en boca de sus personajes el habla que corresponde a su edad, educación, grupo social, cultura e ideología, quedando así caracterizados por el lenguaje que usan. Además, el diálogo suele reproducir la espontaneidad y viveza del lenguaje oral, dotando de realismo ambientes y situaciones. Por su parte, la obra dramática se apoya exclusivamente en el diálogo de los personajes, puesto que en ella no interviene el narrador. Asimismo, el diálogo dramático recibe ayuda de las acotaciones (indicaciones orientativas sobre la actuación de los personajes) y puede incluir monólogos (lectura de cartas, reflexiones en voz alta...) y apartes (palabras de un personaje que no escuchan los personajes, pero sí el espectador).


3. Formas de representación del diálogo.

Existen varios procedimientos de inserción del diálogo: el estilo directo o cita textual, el estilo indirecto, el estilo indirecto libre… Veamos qué marcas lingüísticas los caracterizan, utilizando ejemplos de El camino de Miguel Delibes.

El estilo directo reproduce exactamente las palabras que otra persona pronunció en algún momento. Puede hacerlo de los dos modos que comentamos seguidamente.

a) Recoge las palabras dichas, introducidas por un verbo dicendi (hablar, decir, pronunciar, preguntar, corregir, responder, contestar, alegar...), con mayúscula inicial, después de dos puntos y entrecomilladas:

“Por encima de todo, Andrés, el zapatero, era un filósofo. Si le decían: «Andrés, pero no tienes bastante con diez hijos que aún buscas la compañía de los pájaros», respondía: «Los pájaros no me dejan oír a los chicos».”


b) Reproduce las palabras pronunciadas, en renglón aparte, sin comillas, entre rayas de diálogo, que señalan con su aparición a la izquierda del renglón la intervención de cada interlocutor:

“Quino, el Manco, decía en ese momento a la Mariuca:

—Esa Josefa es una burra.

—Era...—corrigió el juez.

Por eso supieron la Mariuca y Quino, el Manco, que la Josefa se había matado.” 


El historiador, biógrafo, periodista o narrador no siempre reproducen el diálogo “en directo”, fotográfica y magnetofónicamente, sino que pueden referirse a él al tiempo que dan noticia de las circunstancias de la situación, la acción y los personajes. De esta manera se reconstruye la escena “para los ojos” del lector:


“—No es por eso—atajó, con aire de suficiencia absoluta—. Yo sé por lo que es. Las señoritillas se dan cremas y pontigues por las noches, que borran las arrugas.

Le miraron los otros dos embobados.

—Y aún sé más.—Se suavizó la voz y Roque y Daniel se aproximaron a él invitados por su misterioso aire de confidencia—. ¿Sabéis por qué a la Mica no se le arruga el pellejo y lo conserva suave y fresco como si fuera una niña?— dijo.”


Las marcas lingüísticas del estilo directo son fundamentalmente las propias del lenguaje oral:

-formas verbales del presente, pretérito perfecto compuesto y futuro (se dan, borran, sabéis, no tienes bastante, buscas, no (me) dejan, es);

-deícticos personales y de situación ( no me dejan, Esa por Josefa);

-estructuras exclamativas e interrogativas, propias del lenguaje conversacional (¿Sabéis...una niña?, ¿pero no tienes...pájaros?);

-funciones propias de la comunicación entre el hablante y el oyente, como el vocativo y la interjección (Andrés...).


Se considera estilo indirecto a la inclusión de una forma de diálogo –o voz de una persona o personaje- en el discurso del narrador, introducida generalmente por las conjunciones que o si o proposiciones interrogativas indirectas:

“Los antiguos amigos de Gerardo le preguntaron cómo se había casado con una mujer rubia y que casi no sabía hablar, siendo él un hombre de importancia y posición como, a no dudar, lo era. El Indiano sonrió sin aspavientos y les dijo que las mujeres rubias se cotizaban mucho en América y que su mujer sí que sabía hablar, lo que ocurría era que hablaba en inglés porque era yanqui.”

En el estilo indirecto libre el narrador toma la palabra desde fuera, acercándose al personaje que está pensando, o hablando consigo mismo, y, pendiente de un “pensó que” (elíptico), desarrolla el pensamiento de ese personaje, “narrativizándolo”, es decir, insertándolo en las formas verbales del discurso narrativo (especialmente, el pretérito imperfecto de indicativo, durativo-descriptivo, tan corriente en la narración); de modo que caracteriza al personaje “desde el interior” del personaje mismo:

“A los pies de la cama tenía su traje nuevo, recién planchado, y una camisa blanca, escrupulosamente lavada, que todavía olía a añil y a jabón. No. [Pensó que] La vida no era triste. Ahora, acodado en la ventana, podía comprobarlo. No era triste, aunque media hora después tuviera que cantar “Pastora Divina” desde el coro de las “voces puras”. No lo era, por más que a la salida las “voces impuras” les llamasen niñas y maricas.

4.2. "Escuchamos"

Historia de una escalera es una obra de Buero Vallejo que plantea, simbólicamente, la posibilidad de cambiar la realidad hostil que nos rodea, para alcanzar nuestros sueños. Fíjate de qué modo, a través de que palabras, muestran ese deseo sus personajes:


“CARMINA.— ¡Si nos ven!

FERNANDO.— ¡Qué nos importa! Carmina, por favor, créeme. No puedo vivir sin ti. Estoy desesperado. Me ahoga la ordinariez que nos rodea. Necesito que me quieras y que me consueles. Si no me ayudas, no podré salir adelante.

CARMINA.— ¿Por qué no se lo pides a Elvira?


(Pausa. Él la mira, excitado y alegre.)


FERNANDO.— ¡Me quieres! ¡Lo sabía! ¡Tenías que quererme! (Le levanta la cabeza. Ella sonríe involuntariamente.) ¡Carmina, mi Carmina!


(Va a besarla, pero ella le detiene.)


CARMINA.— ¿Y Elvira?

FERNANDO.— ¡La detesto! Quiere cazarme con su dinero. ¡No la puedo ver!

CARMINA.— (Con una risita.) ¡Yo tampoco!


(Ríen, felices.)


FERNANDO.— Ahora tendría que preguntarte yo: ¿y Urbano?

CARMINA.— ¡Es un buen chico! ¡Yo estoy loca por él! (Fernando se enfurruña.) ¡Tonto!

FERNANDO.— (Abrazándola por el talle.) Carmina, desde mañana voy a trabajar firme por ti. Quiero salir de esta pobreza, de este sucio ambiente. Salir y sacarte a ti. Dejar para siempre los chismorreos, las broncas entre vecinos... Acabra con la angustia del dinero escaso […]”



¿Crees que los jóvenes de esa pieza teatral lograrán cambiar la realidad que les imponen los adultos, que ya la han aceptado, y realizarán sus sueños? Responde en comentarios sí o no.

4.3. Actividades dialógicas

Responde a las cuestiones que acompañan al siguiente texto:

Ha estado fuera de casa una semana. Al volver, parece otro. Cuando nos acostamos, me ha acariciado con mucha ternura. Me ha dicho que no volverá a atormentarme con lo de mis ronquidos, y me ha extrañado que ahora se le ocurra esa idea. Desde que nos casamos -será más exacto decir desde un par de años después de habernos casado- suele despertarme, zarandeándome, varias veces cada noche: "Ya estás roncando otra vez, roncando como una bestia; qué pena que no puedas oírte". Y yo jamás hice otra cosa que pedirle perdón. Muchas veces me echaba a llorar, lo que servía para irritarle más aún: "Cállate ya: primero, ronquidos y ahora, lloros. ¿Es que no voy a poder dormir tranquilo?" Así una y otra noche desde hace cinco años. Y yo nunca me quejaba, sólo le pedía perdón. Hasta fui al médico, a ver si eso de los ronquidos tenía algún remedio, y me dijo que no.

Ahora, esta noche, me ha acariciado, me ha pedido perdón, me ha dicho que soy una santa y él un bruto. Y que nunca se perdonará haberme hecho sufrir tantas y tantas noches. El viaje lo ha cambiado extrañamente. Ha estado fuera una semana, en no sé qué congreso al que asistió por cuenta de su empresa. "Por lo menos -dijo al marcharse- estaré una semana sin escuchar tu orquesta. Dormiré a pierna suelta". Eso es lo que me dijo. Y ahora, al volver, me pide perdón por todo lo que me ha hecho sufrir. Y por todo lo que he callado. "Porque tú -me dice- podías haberme dicho que yo ronco también, no sé si tan escandalosamente como tú, pero ronco toda la noche". Es cierto que ronca. Y que nunca se lo dije por no humillarlo. Pero ahora él sabe que ronca, y me pide perdón, y todo se ha arreglado. Y me abraza, y me dice que soy una santa y él un miserable.

Todo ha cambiado, ya lo dije, a la vuelta de su viaje. Estuvo en un congreso en Palma de Mallorca. Viene más moreno, más alegre y hermoso, más tierno. Nunca le preguntaré quién le ha dicho que ronca.

José Hierro.

4.3.1. Copia el primer párrafo formalizando los pasajes en estilo directo, como se describe en el apartado 3 b) de “El texto dialógico”.

4.3.2. Escribe de nuevo el segundo párrafo pasando a estilo indirecto las intervenciones que aparecen en estilo directo.

miércoles, 7 de mayo de 2008

5. Explicamos ("Decíamos ayer...")

LA EXPOSICIÓN

La exposición desarrolla un tema aclarando sus aspectos principales. Un a receta de cocina es un texto expositivo. Aunque la claridad del texto es fundamental en cualquier tipo de texto, en la exposición es absolutamente nuclear. Por ello, es frecuente el uso de gráficos, esquema, mapas, fotografías, dibujos o de cualquier otro elemento figurativo. La estructura más habitual de las exposiciones es la que se desarrolla en tres apartados: presentación (en la que se contextualiza el tema y se adelantan algunos aspectos que se tratarán), desarrollo (explicación de los aspectos más importantes) y cierre (por ejemplo, un resumen).

5.1. El texto expositivo

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5.2. Nos lo explican

Aquí tenéis un ejemplo de texto expositivo:


La salinidad del agua marina

Como todos sabéis, una de las características del agua marina es su salinidad; algo, por otro lado, muy fácil de comprobar cuando nos bañamos en la playa. Se calcula que el agua del mar contiene, por término medio, 36 gramos de sal por litro. Ahora bien, lo que vamos a considerar a continuación es el hecho de que la salinidad no es igual en todas las zonas del planeta. ¿A qué se debe que en unos sitios el agua sea más salada que en otros?

Un factor que explica las diferencias de salinidad es el volumen de lluvia que recibe cada zona del océano. La lluvia aporta agua dulce a los océanos y, como consecuencia, hace que disminuya la proporción de sal en el agua. Por tanto, en las zonas del océano en las que abunden las lluvias, la salinidad disminuirá; y donde sean infrecuentes, el nivel de sal será mayor.

Por otra parte, la desembocadura de los grandes ríos produce un fenómeno semejante: los ríos llevan al mar una gran masa de agua dulce, lo que hace descender la proporción de sal en las zonas próximas a la desembocadura.

Un tercer factor reside en la evaporación producida por el sol. La razón es muy simple: el sol calienta las capas superficiales de agua de los océanos y por ello cierta cantidad de agua se convierte en vapor de agua y pasa a la atmósfera. Ahora bien, al convertirse el agua en vapor no lleva consigo sal: es agua dulce. Podríamos entonces decir que la evaporación tiene el efecto opuesto a la lluvia. La lluvia, como decíamos antes, aporta agua dulce y por ello desciende la salinidad; y la evaporación retira agua "dulce" del mar y por ello la salinidad aumenta.

En resumen, la salinidad del agua marina depende de tres factores diferentes: el volumen de agua de lluvia que reciba; el aporte de agua dulce proveniente de los ríos; y, por último, el grado de insolación que reciba cada zona.

5.3. Actividades expositivas


5.3.1. El punto “Estructura de los textos expositivos”, recogido en el apartado 5.1., constituye un texto expositivo breve. Identifica las partes que lo forman y comprueba si cada parte responde a los rasgos que se indican antes de dicho punto.

5.3.2. Un modo apropiado de comenzar un texto expositivo consiste en enmarcar el tema que se va a tratar dentro de otro más amplio. Por ejemplo, una exposición sobre el virus del SIDA podría comenzar con un párrafo sobre las enfermedades infecciosas. A continuación se incluyen posibles temas para una exposición. Debes indicar qué campo más general podría emplearse para la presentación:


Tema concreto

Tema general

1. El virus del SIDA

las enfermedades infecciosas

2. Las pirámides de Egipto


3. El descubrimiento de América


4. La extinción de los dinosaurios


5. Los reality show


6. La conquista del espacio


7. Internet


8. El vino


9. La violencia de género


10. El terrorismo islamista


11. Fernando Alonso


12. Las armas químicas


13. Las parejas de hecho


14. La invención de la imprenta


15. Napoleón Bonaparte


5.3.3. Otra fórmula muy frecuente para las presentaciones es la anticipación de los contenidos fundamentales que se desarrollarán a continuación. A continuación se incluye un texto expositivo del que se ha eliminado la presentación. Redáctala utilizando este procedimiento de anticipación.

La construcción de barcos

La primera etapa para la construcción de un barco es el diseño, tarea a la que están dedicados los ingenieros navales. Su misión es la de conseguir un diseño que satisfaga las necesidades del armador, teniendo presentes variados factores de seguridad.

El ingeniero da a su diseño un adecuado perfil en la línea de flotación y debajo de ella, para reducir la resistencia del agua sobre el casco en movimiento. Antes de darse por satisfecho, ha de probar los modelos a escala en tanques de agua.

Después de aceptado su proyecto, el ingeniero dibujará planos detallados que ayudarán a los obreros que han de ensamblar las diversas partes del barco. La construcción de éste se efectúa en los astilleros, cuyas gradas descienden hasta el mar. Primero se coloca la quilla, su columna vertebral, y a partir de ella se forman el casco, las cubiertas y las mamparas, que lo dividen en cierto número de compartimentos.

A medida que se levantan las cubiertas, empieza a colocarse el motor y la maquinaria pesada. Después se pinta el casco, y ya pronto queda el barco dispuesto para su botadura. Se construye a su alrededor un encunamiento de madera y se engrasa la deslizadora. En el transcurso de una ceremonia que se celebra para bautizarlo se hace deslizar el barco hasta el agua.

Después de la botadura comienza el proceso de terminado. Se completa la superestructura y se va instalando el resto de los equipos. Se amueblan las cabinas y se prueban los motores, disponiéndolos para realizar las primeras pruebas en el mar.


5.3.4. A continuación se ofrece un ejemplo del desarrollo de un texto expositivo. Responde a las preguntas que lo acompañan.



El territorio abarcado por el Imperio Romano llegó a ser inmenso. Recordemos por un momento que incluía la casi totalidad del continente Europeo, el norte de África, y el Oriente Próximo. Una extensión tan enorme suponía un problema a la hora de comunicar Roma con los distintos puntos del Imperio. Podemos aclarar mejor este problema si nos planteamos cuántos accidentes geográficos había que superar para enviar mercancías, órdenes, noticias o soldados desde Roma al norte de Francia o a Siria, por poner dos ejemplos.

Para resolver este problema, Roma desarrolló una potente flota naval que permitía comunicar entre sí y de manera segura todas las provincias del Imperio. Las naves romanas a remo o a vela recorrían todo el mar Mediterráneo. Transportaban el trigo de Egipto a la ciudad de Roma, o el vino de Hispania a Britania. De esta manera, regiones muy distantes entre sí pudieron establecer relaciones y lazos permanentes.

Por otro lado, Roma creó grandes vías y calzadas que conectaban todas las regiones del Imperio con Roma. Así, las legiones o las mercancías o las noticias podían recorrer el Imperio de un lado a otro según las necesidades de cada momento. Esta red de calzadas precisó la construcción de grandes puentes, como el de Alcántara en la provincia de Cáceres, sobre el río Tajo, o el de Mérida, sobre el río Guadiana, que mide 792 metros.

De este modo, Roma consiguió resolver brillantemente los problemas de comunicación que le suponía una extensión territorial tan enorme como la que llegó a alcanzar.

a) Ponle un título al texto.

b) Expresa, de forma breve, el tema de que trata cada párrafo del texto.

c) ¿Se ha utilizado algún criterio para ordenar la información? Si es así, ¿cuál?

d). Localiza los marcadores textuales que aparecen en este texto. ¿Hay muchos o pocos? ¿Podría hacerse más evidente la organización de las ideas añadiendo alguno más?

5.3.5. El texto La construcción de barcos de la página anterior carece de cierre. Intenta cerrarlo con un párrafo de conclusiones. Esta pregunta puede ayudarte a llegar a una conclusión válida: ¿qué dificultad tiene la construcción de barcos?

Actividad final

Es el momento de preparar un texto expositivo completo. Puedes elegir un tema de los que se plantean en la actividad 5.3.2. o acordar otro con tu profesor. Sigue sus indicaciones sobre el proceso de composición del texto.